Tal vez hayas escuchado ese refrán de “al que nace para tamal, del cielo le caen las hojas”. Éste se usa para referir que una persona no puede evitar su destino, y en vísperas del 2 de febrero recordamos que le toca reportarse con los tamales a todos aquellos a quienes les salió el muñequito en la Rosca de Reyes el 6 de enero.
Aunque comer tamales está tan arraigado que lo hacemos a lo largo de todo el año, principalmente en estas fechas cobra relevancia por la tradición del Día de la Candelaria.
Una de las características de este delicioso platillo de origen prehispánico es que no cuenta con una versión única o definitiva, pues a lo largo de todo México se puede encontrar un extenso abanico de variantes.
GRANDES PORCIONES
En la región de la Huasteca (Hidalgo, San Luís Potosí, Tamaulipas y Veracruz) existe un tamal que llega a medir hasta un metro de largo, además de que pesa entre 20 y 50 kilos. Lo preparan en un horno y tradicionalmente es vendido por trozos en las plazas.
Para esos casos de apetito voraz, Reyma cuenta con platos y charolas térmicos seguros e higiénicos, así como prácticos contenedores por si te queda un pedazo y lo quieres poner para llevar.
BAJO TIERRA
En la misma línea de los tamales de grandes proporciones, en la península de Yucatán preparan el mukbil, que una vez envuelto con hojas de plátano y relleno con carne de cerdo o pollo (o ambas), cebolla, jitomate, epazote y condimentos, se cuece durante horas en un horno bajo tierra.
Debido a su tamaño, comer esta delicia lleva su tiempo, sin embargo la línea de cubiertos Reyma se encargará de llevar cada porción hasta tu paladar.
CON BIGOTES
Al lado opuesto del país, en la zona de Sinaloa y Sonora, encontramos una preparación de tamaño tradicional pero con mucha personalidad, se trata de los tamales barbones, que dentro tienen un camarón entero y con cáscara, cuyos bigotes se asoman por la punta.
Seguro te vas a manchar los dedos, por fortuna las servilletas y el papel de toalla Kihara están puestas sobre la mesa para la limpieza.
ALTERNATIVA VERDE
En el municipio de Tapalpa, Jalisco, se cuenta que durante varios años ahí vivió un hombre originario de Grecia. Cuando él regresó a su país dejó plantadas muchas acelgas y la gente de la zona las usó para envolver tamales.
Reyma también ha encontrado su conexión con el planeta mediante su línea de productos Bio, integrada por desechables biodegradables que poseen la misma apariencia y calidad que los tradicionales.
Ésta es sólo una probadita de las mil y un maneras en que los tamales nos deleitan, además de que no podrían estar mejor servidos que en las diferentes presentaciones de productos Reyma.