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Cumpleaños casero, la anatomía de “Un pastelito”

Reyma

Dentro de unos días será tu cumpleaños y en casa ya te dijeron que vayas invitando a tus mejores amigos, porque te van a llevar un pastel para festejar.

Durante un par de horas tus seres queridos más allegados te apapacharán. Algo tranquilo, nada de echar la casa por la ventana ni que requiera de mucha preparación. Lo importante es estar juntos y pasar un rato agradable en tu honor.

Tus cuates llegarán con botanas y refrescos, mientras que a tu papá le encargaron que tuviera listos los desechables, pues le queda de paso el punto de venta Reyma, donde encontrará todo lo necesario para la reunión, sobre todo la línea de anaquel, que incluye paquetes de 20 y 25 piezas de vasos, platos y charolas.

Tu mamá se encargará del pastel, porque ella sabe cuál es tu favorito, ese que cabe a la perfección en las diferentes presentaciones de domos Reyma.

Conforme van llegando los invitados, te empiezan a entregar los primeros y más amorosos regalos: muchos abrazos, besos y buenos deseos.

Entre las bromas y los comentarios de todos, tus papás no desaprovechan la oportunidad de mencionar las clásicas anécdotas de cuando eras bebé, e incluso sacan algunas fotografías. Años antes tu rostro se habría puesto rojo de vergüenza, pero ahora has aprendido a apreciar esos gestos de cariño por parte de tu familia, así como el genuino interés de tus amigos.

De pronto tu mamá entra en la cocina, a la vez que tu papá abre un cajón y saca una vela con la forma de tu personaje favorito. Está un tanto derretida porque es la misma que han utilizado en tus últimos cumpleaños; hasta tus amigos bromean con eso.

A una sola voz te cantan “Las mañanitas”, mientras tu mamá reaparece con el pastel. Soplas la vela y pides un deseo son mucho anhelo. Pero no todo es tan sencillo, un momento de verdadera tensión llega cuando escuchas que todos dicen: “¡Mordida! ¡Mordida!”.

Una vez que cumples con el ritual de embarrarte un poco la cara, te pasan un manojo de servilletas Kihara para que te limpies y se puedan tomar unas fotografías de recuerdo.

Al mismo tiempo tu mamá se da a la tarea de rebanar el pastel, con esa maestría que la caracteriza, formando un círculo en el centro. Entonces cada invitado disfrutará su porción con un plato y cuchara de Reyma.

Al final todos nos sentiremos satisfechos y contentos de haber podido compartir contigo esa fecha tan especial, pues en Reyma nos esforzamos cada día por seguir formando parte de todos esos momentos que dejan huella en la vida de cada cumpleañero.