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ORIGEN DEL PAPEL ALUMINIO

Reyma

El papel aluminio está presente en cada uno de nuestros hogares, así como en muchos negocios, siendo una opción óptima para numerosas funciones en la cocina como la envoltura y preparación de alimentos.

Este material se vuelve tan cotidiano para nosotros que quizá nunca nos hayamos cuestionado su origen y cómo fue introduciéndose en nuestro día a día, por lo que te contaremos en las siguientes líneas.

Todo remonta a los procesos que se utilizaban anteriormente para mantener en buen estado la comida y es que del siglo XIX hacia atrás era muy difícil la conservación de los mismos, trayendo como consecuencia mayor gasto de materia prima, generando mucho desperdicio porque debían prepararse al momento y los sobrantes ser desechados. Anterior al aluminio solían utilizarse las hojas de los árboles y posterior a ello hojas de estaño, pero no eran tan efectivas debido a que impregnaban aroma y sabor extraño en la comida. Por otra parte, en Suiza ya se utilizaba este material para la envoltura del chocolate que era muy popular en ese país, evitando que de esta manera se derritiera y se conservara por más tiempo; durante la segunda guerra mundial, las láminas de aluminio se popularizaron, ya que era la manera en la que les eran entregadas las raciones de comida a los militares, también con este protegían su armamento, entre otros usos.

En 1950, con el fin de la guerra, surge la necesidad de utilizar las toneladas de papel aluminio que se habían acumulado, por lo que se inició su comercialización al público en general, dando el mensaje de que con este podrías mantener los alimentos dentro y fuera del refrigerador.

Muy pronto el uso de este material en casa se popularizó tanto como el del papel higiénico, por lo cual en la mayoría de los hogares era posible encontrarlo por las ventajas que tiene, entre las cuales están la separación de olores y sabores, evitando contaminar otros alimentos que se encuentren en el refrigerador, también es un aislador de luz que es la causante de la degradación de mucha comida, sobre todo de los lácteos debido a la grasa que contienen.

Otro beneficio es que es un buen conductor de temperatura, resiste el calor sin fundirse y soportar bajas temperaturas sin fracturarse, tampoco podemos dejar de lado su plegado que permite memorizar la forma del objeto que cubre; sin duda por todas sus características es el material ideal que complementa el embalaje de los alimentos, por lo cual estará siempre presente en nuestros hogares.