El uso de los envases plásticos se remonta a inicios del siglo XX. Específicamente, en la Francia de 1904, con la creación del celofán, por parte del científico Jacques Brandenberger.
Si bien, este invento fue creado con la finalidad de proteger superficies de líquidos y otros materiales. Con el paso del tiempo, cambió de función. Convirtiéndose en un recipiente que protegiera productos y alimentos (chocolates, cubiertos, etc.) de la humedad. Y permitiendo aumentar su tiempo de duración y la calidad de los mismos.
Este hecho histórico, fungió como un parte-aguas para la industria del plástico y por consiguiente, en diversos ámbitos sociales. Permitió revolucionar la forma y los elementos que el cliente tomaba en consideración para seleccionar y valorar sus compras. Además, de modificar la forma de consumo para ciertos productos. Aumentó la exigencia de los diferentes mercados con respecto a líneas de productos específicas.
Como consecuencia, el sector plástico, tuvo que invertir en innovación y creación de más y mejores materiales. Dando origen a derivados y alternativos como el cloruro de polivinilideno (film de plástico), entre otros. Esto significó un enorme avance para los consumidores. Ya que gracias a esto, podían mantener sus alimentos por más tiempo, evitar desperdicios, plagas y enfermedades por algún contaminante externo.
Tomando como ejemplo el caso de las frutas. Específicamente, el pepino. Una vez maduro, tiene una duración “útil” de 3 días (aproximadamente). Y con un forro plástico, se puede extender su vida hasta por 15 días (5 veces más). Por este tipo de situaciones, con el paso del tiempo, los componentes, propiedades, estándares (calidad, seguridad, etc.). Y la variedad de envases, fueron aumentando hasta los que se conocen hoy en día. Diversificando las opciones y beneficios que aportan a los consumidores.
Destacando la importancia del uso de plásticos y derivados en la vida cotidiana. Aún sobre otros productos de uso “similar”. Como las bolsas de polipropileno no tejido. Las cuales, para ser menos dañinas, necesitarían ser utilizadas, al menos 50 veces.
Reafirmando las bondades y ventajas de estos materiales. Así como su aporte histórico y social a lo largo de los años.