Hemos escuchado estos términos recientemente y aunque todos están relacionados con la limpieza, debemos saber que cada uno cumple funciones específicas y diferentes.
Más vale conocer los procesos y características de cada uno, de esta manera podemos saber cuáles nos pueden funcionar dependiendo las situaciones.
DESINFECCIÓN:
Este proceso por lo general se lleva a cabo mediante químicos que pueden ser: cloro, bromo, dióxido de cloro, hipoclorito de sodio y fórmulas a base de un 70% de alcohol, esta última para desinfección de manos.
La Agencia de Protección Ambiental de estados Unidos (EPA), expresa que estos químicos reducen en un 99.999 % el nivel de bacterias durante un tiempo superior a cinco minutos pero NO excede los 10 minutos. Este proceso elimina los gérmenes que se encuentran en superficies y evitan su propagación.
SANITIZACIÓN:
Este proceso REDUCE el número de microorganismo, NO mata el crecimiento de un hongo, virus o bacteria. Mantiene las superficies libres de gérmenes que pueden ser dañinos para la salud. El proceso se logra a través de un químico; un sanitizante.
Cabe destacar que este proceso es indispensable para la preparación de alimentos y con ello prevenir infecciones estomacales.
ESTERILIZAR:
Este proceso logra destruir los microorganismo que se encuentran en un objeto, sustancia o lugar.
En la mayoría de los casos el proceso consiste en exponer lo que se desea esterilizar en altas temperaturas y con ello se eliminan toda forma de vida micro bacteriana.
Por lo general estos procesos se realizan en centros de salud; en instrumentos quirúrgicos, consultorios y zonas médicas.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) sugieren primero limpiar y posteriormente desinfectar las superficies y objetos que manipulamos para asegurar una mayor limpieza.